domingo, 14 de octubre de 2012

Patas arriba

En 1976 Argentina debe al extranjero 6.700 millones de dólares.

Siete años después Argentina debe al extranjero 46.500 millones de dólares.

Pero no está sola. La acompañan todos sus vecinos.

En 1975 América Latina toda debe al extranjero 45.000 millones de dólares.

Siete años después América Latina toda debe al extranjero 333.000 millones de dólares.

Décadas más tarde, la tendencia continúa. El monto no disminuye ni se mantiene; América Latina toda debe al extranjero 782.000 millones de dólares.

Entre 1982 y el 2001, sin embargo, toda la región, como buena deudora, paga a sus acreedores -entre los que se encuentran el FMI, el Banco Mundial, el Club de París y otros- más del doble de lo que adeuda: 1 billón 700.000 millones de dólares.

Pero nada cambia. Toda América Latina sigue presa de un sistema financiero que la ahorca y asfixia cada vez que resulta necesario. Como buen jardinero, el sistema económico mundial sabe que cuando el pasto crece, hay que podar. La deuda externa y sus intereses son el instrumento perfecto, gran descubrimiento de la macroeconomía.

A través del estrangulamiento fiscal, las economías latinoamericanas deben aceptar. 

Y aceptan.

Primero aconsejando, después imponiendo, los organismos como el FMI y el Banco Mundial continúan con su festín a lo largo de los noventas.

Lo consolidan.

El neoliberalismo, un nuevo arte de gobierno, les permite la entrada. Es el momento de la modernización, la eficiencia y el tan ansiado achicamiento estatal.

Dicen.

Esta vez, no fue necesario ningún militar corrupto ni ningún coronel cipayo. Con los políticos fue suficiente: las dictaduras militares de años atrás ya habían preparado el terreno... El sufragio universal, entonces, bastó. Fue el cómplice perfecto.

En Argentina, la Ley de Reforma del Estado y la Ley de Emergencia Económica, ambas de 1989 y promulgadas en democracia, dieron vía libre a las privatizaciones. Así, mercados exquisitos fueron prácticamente regalados al gran capital concentrado interno y multinacional: teléfonos, gas, aviones... y la lista es larga.

Mientras tanto, "Achicar el Estado es agrandar la Nación", decía Álvaro Alsogaray. Los medios reproducían el discurso. Muchos eran parte de la fiesta.

Las calificadoras de riesgo, grandes actores de esta comparsa, de esta gran timba internacional, cobran por sus diagnósticos precisos: Argentina, a pesar de su cuantiosa deuda, nunca fue, ni será, un país seguro para realizar inversiones; la mano de obra es cara, los gobiernos inestables y la inflación persistente. Es que en Argentina, país dependiente, periférico, subdesarrollado, economía en desarrollo, tercer mundo -los términos se modifican, la realidad muy poco- no hay largo plazo. Pero eso no importa: si hay liquidez, qué mejor que un país "en vías de desarrollo" para atarlo.

Veinte años después, Moody's, una de las más influyentes vedettes a nivel mundial, continúa en los primeros planos internacionales. Sus diagnósticos continúan cotizando en millones. Nadie le cuestiona no haber advertido lo que sucedería en la Unión Europea misma, en países como Grecia, Portugal, y España, cuyas economías se desploman hoy como castillos de naipes...

Ahora sí, ¡bienvenidos! Porque para saber a dónde vamos hay que saber de dónde venimos...
unaradioenelmar

4 comentarios:

  1. me gustó el post, aunq no los hechos pero bueno
    asi estamos país diría nuestro amigo a quien, dicho sea de paso, no le vendría mal arrancarse la corbata un día al grito de 'esto es una garompa' como dijo andy kusnetzoff alguna vez..
    Te sienta bien el cambio, me gusta lo de una radio en el mar, creo que viene bien con este tipo de medio, un medio algo marginal pero un lugar de comunicación al fin.
    un abrazo virtual

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  2. jaja por momentos pensé que estaba leyendo a Galeano.
    Sí, Darío, me pasó que tuve un bajón de escritura -como venía advirtiendo- y me costaba escribir sobre... algo.
    Así que nada, aquí estoy de vuelta, espero que te pases una vez más. Y muy buen inicio!
    Que todo siga así.

    Un abrazo.

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  3. ¡Que alegría tu regreso recargado!
    Me gusta la idea que tu radio esté en el mar, que es tan inestable como lo es también uno. Me gusta.
    Sí, estuve en periodo de crisis personal y por lo tanto blogistica (por lo que leí arriba, veo que no fui la única)
    Te deseo lo mejor, Daro.
    Un cariñito, Florci.

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